Hola a todos, lo primero me presento.
Para empezar dejo claro que me encanta el OS de Blackberry, como digo en mi tema, empezé con la 8110, la cual todavía la uso y me encanta lo fluída y estable que es. Luego me lanzé a por la Storm, el día 19 de Noviembre (que se empezó a distribuir), ya la tenía en mis manos, y no una, sino dos. Me impresionó la calidad del terminal, el acabado (como siempre) impecable, robusta y muy muy bonita. Pero... me he cansado de esperar esa milagrosa actualización de firm que resuelva? los numerosos bugs que tiene. Es como el que se quiere convencer de algo que evidentemente no es. Reconozcamoslo, funciona como una castaña pilonga. Hace un mes tuve ocasión de probar un iPhone y ay amigos... fue cuando me di realmente cuenta de que RIM se ha precipitado al lanzar la Storm. La experiencia de usuario de la 9500 hace aguas por todas partes.
Me he marchado a Movistar, palmando pasta pues me penalizaron por no cumplir la permanencia, pero os aseguro que era realmente frustrante tener un terminal tan impresionante y que funcione tan tan mal. iPhone tiene mucho que mejorar, sobre todo me crispa la gestion del registro de llamadas, cosa que está muy bien hecha en Blackberry, pero el aparato FUNCIONA, jamás se me ha colgado y eso que le meto caña. La pantalla táctil es una maravilla, el acelerómetro, las fotos rápidas, los menús también. Es absolutamente increíble cómo mueve las fotos, aunque sean de 3 o 4 megas, haces zoom, la giras la empujas. Resulta irónico de que me sorprenda tanto de que simplemente funcione, y lo haga tan bien, pero mi paso previo por la Storm así hace que sea.
Espero que algún día salga esa 'vacuna' que cure un teléfono, que de ya desde fábrica, es tan inestable. El choteo de Vodafone España no tiene nombre, que tengamos que estar buscando desesperadamente en otros países actualizaciones que de manera muy liviana solventan apenas cuatro cosas. Me siento profundamente decepcionado con la Storm, mi intención no es desilusionar a nadie, simplemente cuento mi experiencia, sin querer entrar en guerras de marcas.
Perdón por la chapa, un saludo.